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Para hacer frente a las potenciales distracciones en el trabajo es recomendable poner en práctica algunas recomendaciones que permitan hacer que nuestro tiempo sea lo más productivo posible. Estos pequeños trucos afectan de manera personal, por lo que no es necesaria la participación de terceras personas para ponerlos en marcha. Además, permiten mejorar el desempeño de manera significativa. ¿Quieres conocerlos? ¡Sigue leyendo!

Estado de flujo

El catedrático de neurociencias de la Universidad de Stanford, Mihály Csíkszentmihályi, define el estado de flujo como una fase concreta en la que la persona se encuentra inmersa en una tarea tan satisfactoria que pierde la noción del tiempo y de todo lo que le rodea.

Esto se puede alcanzar con actividades que nos estimulan y encajan con nuestras pasiones, gustos o intereses. . El deporte, el arte, los juegos o el trabajo son algunos de los ámbitos donde el estado de flujo puede aparecer con facilidad, aunque para ello es necesario que la persona sienta que la tarea que está realizando es óptima, de manera que no se llegue a frustrar si es excesivamente difícil o aburrir si es demasiado fácil.

El coach y escritor Joaquín Olivas explica que, para lograr el estado de flujo, hay que poner en práctica ciertos hábitos de forma regular. Olivas sostiene que para alcanzarlo deben darse tres condiciones:

  • Elegir una actividad acorde a los gustos, intereses y capacidades de cada persona.
  • Tener muy claro el propósito y los objetivos de la actividad.
  • Que la satisfacción o recompensa por realizar la tarea se alcance a la vez que se realiza.
  • Firmeza contra las interrupciones: técnica de la tarjeta roja.

Cuando se ha alcanzado el punto óptimo de concentración, resulta esencial poder conservarlo durante el mayor tiempo posible. En ese momento de completa absorción, lo más probable es que los estímulos provocados por la interacción con las personas sean los únicos que puedan afectar negativamente, así que para evitarlos existe la técnica de la tarjeta roja.

Este método consiste en colocar un objeto en la mesa de trabajo que esté a la vista del resto del equipo y que simbolice, cuando esté en una posición concreta (por ejemplo, una bandera levantada, un papel encima del monitor o un muñeco encima del escritorio), que la persona no quiere ser molestada porque se encuentra realizando una tarea importante y está dando el 100% en ella.

Ya que con esta técnica se pretende mejorar el entorno de trabajo, es recomendable no usarla durante largos periodos de tiempo para así evitar que el resto del equipo piense que dicha persona nunca está disponible o no quiere participar en el trabajo en equipo.

Consejos para concentrarse en el trabajo

No obstante, existen tres reglas básicas que influyen directamente en la concentración de las personas cuando se encuentran en su centro de trabajo. Además, estas sencillas -pero importantes- recomendaciones pueden hacer que mejore mucho el rendimiento y la productividad:

  • Aislar los ruidos: en un ambiente en el que hay ruido de fondo (conversaciones, ruido de tráfico, obras, etc.), la dificultad para concentrarse es mucho mayor, ya que no podemos aislarnos completamente de los estímulos auditivos. Para compensar esta situación, es recomendable utilizar auriculares que permitan aislarse para mejorar la concentración.
  • Aunque en algunos casos la música ayuda a concentrarse, hay otras ocasiones en las que puede dispersar mentalmente. La alternativa a la música puede encontrarse en el ruido blanco, es un tipo de de sonido constante y sin variaciones con el que es posible enmascarar los ruidos ambientales.
  • Orden el escritorio: en la cultura china, el Feng Shui es una corriente filosófica que cree en la armonización del entorno para conseguir un estado de ánimo positivo. Uno de los preceptos del Feng Shui considera que el orden y la reducción de objetos a lo esencial se traduce en ahorro de energía y reducción de estrés, por lo que repercute positivamente sobre la concentración.
  • Descansos marcados: para mejorar la atención, lo ideal es introducir descansos predefinidos, por ejemplo, un descanso de 5 minutos cada 25 de trabajo (como en la técnica Pomodoro). Lo ideal para descansar es levantarse, estirar los músculos y mirar por la ventana enfocando un punto lejano. De esta manera se relajan los músculos de los ojos y se relaja la mente. En este sentido también es importante respetar el descanso nocturno; dormir un número adecuado de horas ayuda a mejorar los niveles de atención y concentración, además de tener una función reparadora que restablece el equilibrio del organismo.

La organización y el orden tanto físico como mental

Una de las mejores formas de conseguir un desempeño óptimo consiste en controlar aquellos gestos cotidianos que afectan directamente al descanso, la principal y más efectiva forma de recuperación de la que dispone el ser humano. Facilitando tareas como la digestión y liberando la tensión muscular y mental se aumenta sustancialmente la función reparadora del sueño, permitiendo que al día siguiente todas las capacidades mentales se encuentren a pleno rendimiento.

La práctica regular de deporte ayuda a liberar el estrés, aumentando las endorfinas que reducen la sensación de ansiedad. Hacer ejercicio, además ayuda a mantener la constancia y a fijarse objetivos basados en el esfuerzo regular.

Es importante tener un lugar ordenado y bien iluminado donde los estímulos externos no causen perturbaciones. Este “santuario” personal se consigue buscando la armonía entre luz, distribución del espacio y tranquilidad mental. Solo cuando todas estas condiciones tienen lugar se está más cerca de alcanzar ese deseado estado de flujo de concentración en el que todos desean trabajar.

Y tú, ¿consigues concentrarte en tu jornada laboral?