Es un hecho que a una buena parte de los trabajadores les preocupa la relación que mantienen con sus responsables. Incluso, tener frecuentes desencuentros con los jefes puede llegar a generar trastornos físicos y psicológicos como estrés, inseguridad, insomnio o baja autoestima.
Así, para construir un clima laboral sano, es importante que el vínculo que une a las personas con sus superiores sea lo más amable y correcto posible, manteniendo una relación estrecha en su justa medida: sin excederse en la confianza, ni dificultando la comunicación entre éstos y el equipo.
Tipos de jefe y cómo actuar con cada uno
Existen varios tipos de jefes que actúan conforme a su forma de entender el liderazgo y la gestión de personas. A continuación, exponemos tres de ellos:
- El líder carismático: ejerce su liderazgo de manera natural sobre el grupo y crea sentimientos de motivación y energía. Suelen ser personas que tienen dotes comunicativas destacables, tanto en la expresión verbal como la gestual. Consiguen contagiar su entusiasmo y crear un clima laboral donde impera la unión. Las personas que trabajan con este tipo de líderes deben ser proactivos y ayudar a mantener el buen ambiente.
- El líder absolutista: tiene total control del equipo de trabajo. La forma de comunicación es unidireccional y no existe la posibilidad de que el grupo pueda llevar a cabo sugerencias o defender sus ideas. Este tipo de líderes no dejan espacio de movimiento a las personas y su manera de liderar es limitativa. Las personas que están bajo el mando de estos líderes deben tener paciencia y valorar por sí mismos el trabajo que desempeñan, sin esperar ningún tipo de feedback, reconocimiento o recompensa.
- El líder democrático: son aquellos responsables que se caracterizan por escuchar a su equipo. Si bien es cierto que la última decisión recae sobre ellos, este tipo de encargados tienen en cuenta las opiniones de las personas que forman su grupo de trabajo. Esta metodología fomenta la creación de ideas y mejora la productividad de las personas, ya que sienten que son parte del proyecto. Si tu jefe es así, disfruta y participa en todo lo que te requiera. Sentirse bien en el trabajo es vital para el bienestar personal y profesional.
Ventajas de mantener una buena relación con tu responsable
Obviamente, resulta mucho más positivo mantener una buena relación con todos los compañeros de trabajo que compartir un ambiente tenso y conflictivo. Sin embargo, tener un trato correcto y cercano con el jefe puede suponer algunas ventajas extra:
- Reduce el estrés: llevarse bien con el responsable dinamiza la jornada y fomenta un ambiente de trabajo agradable y distendido, alejando las tensiones y dejando a un lado cualquier factor generador de estrés negativo.
- Facilita la comunicación: para muchas personas, mantener una buena comunicación con su encargado es motivador. Saber qué espera de ti, cuáles son sus prioridades y objetivos, mejora el trabajo en equipo. Por el contrario, una mala comunicación genera insatisfacciones y dificultades profesionales.
- Permite un mejor desarrollo profesional: tener feedback continuo del trabajo que se está desempeñando contribuye al aprendizaje y a enfatizar todas aquellas conductas que se ponen en valor. Todo ello, induce al crecimiento personal y profesional de los empleados.
Pero, ¿qué se debe hacer para conseguir que el trato con tu jefe sea el mejor posible? Existen algunas cuestiones que hay que tener en cuenta. La eficiencia, el respecto, o la comunicación son valores fundamentales a la hora de afrontar este tipo de relaciones:
- Sé eficiente en tu trabajo: si el empleado es responsable con su trabajo, muestra interés y es participativo, favorecerá que exista una buena relación responsable-empleado. De lo contrario, ser una persona negativa, con falta de aspiraciones y conformista puede suponer todo lo contrario.
- Sé respetuoso: la educación debe estar presente en todos los ámbitos, incluido el profesional. Se tenga, o no, una buena relación con el jefe, el respeto debe ser un valor que esté siempre presente. Es importante mantener un trato óptimo, pero manteniendo la suficiente distancia.
- No caigas en el exceso de confianza: tener una buena relación con tu jefe no quiere decir que la relación tenga que ser excesivamente cercana. Una vez alcanzado este punto, las delimitaciones pueden difuminarse y afectar al trabajo, conduciendo a situaciones complejas. Es importante conocer los límites y actuar conforme a éstos.
- Comunícate: un responsable de equipo debe estar al tanto de todas las cuestiones que ocurran en su departamento. Haz sugerencias, sé directo y evita las conjeturas. Cuando un empleado está seguro de una idea, es necesario defenderla. Ser franco, siempre con respeto, ayuda a acortar distancias en la relación.
Queda patente que una relación afable con los jefes puede aumentar las posibilidades de éxito profesional. La mejora del bienestar en el trabajo y el desarrollo de las competencias laborales son aspectos que pueden verse también beneficiados, por lo tanto, tener en cuenta todas estas ventajas y consejos podrá ayudarte a impulsar tu carrera profesional.