Man and women working in an office
Man and women working in an office

En un entorno laboral cada vez más marcado por la disrupción tecnológica y la incertidumbre económica, el desarrollo de habilidades ha dejado de ser una opción para convertirse en una prioridad estratégica. Así lo confirma nuestro más reciente informe Workmonitor 2025, que revela una verdad contundente: los talentos no solo valoran el aprendizaje, lo exigen.

Desarrollo profesional

Los datos son claros. El 81% de las personas encuestadas afirma que la formación y el desarrollo son importantes para su empleo actual o futuro. Esta cifra, aunque ligeramente inferior al pico del 86% registrado en años anteriores, no representa una menor valoración, sino un cambio en las expectativas: hoy, el talento no busca promesas de formación, busca acciones concretas. De hecho, el 46% de las personas está dispuesto a abandonar su empleo si no encuentra oportunidades reales de aprendizaje que le permitan avanzar profesionalmente.

Este número va en aumento y se alinea con un fenómeno que ya no puede ignorarse: la progresión profesional depende directamente de la capacidad de adaptación a nuevas tecnologías, lideradas por la inteligencia artificial. La capacitación en IA, en particular, se posiciona como la más demandada a nivel global. El 46% de los talentos la identificó entre sus tres principales prioridades, superando incluso a otras habilidades críticas como liderazgo o alfabetización tecnológica general.

El talento ya está actuando ¿Y las empresas?

Más de una cuarta parte de los trabajadores encuestados (25%) ya ha renunciado a un empleo por falta de oportunidades de aprendizaje. Esta cifra, que ha crecido en comparación con 2024, indica que el compromiso del talento con su propio desarrollo es real y activo.

Sin embargo, no todos los empleadores han respondido con la misma determinación. Aunque a nivel global se ha observado un incremento del 34% en oportunidades de aprendizaje en los últimos seis meses, en mercados como Chile esta tendencia ha sido más moderada. Solo el 35% de los trabajadores en el país reconoció haber accedido a formación para habilidades futuras, una cifra que muestra un estancamiento respecto a años anteriores.

Además, el acceso a estas oportunidades sigue siendo desigual. Los trabajadores jóvenes, particularmente de la generación Z y los millennials, han reportado mayores niveles de capacitación que generaciones anteriores. Lo mismo ocurre según el tipo de perfil laboral: mientras los roles operativos acceden a formación en un 41%, los perfiles técnicos y administrativos lo hacen en menor medida (31% y 32% respectivamente).

La reconversión es urgente, pero aún no es inclusiva

La transformación tecnológica está impactando a todos los sectores, pero no todos se están adaptando al mismo ritmo. Mientras que sectores como Farmacéutica (56%), Servicios Financieros (53%) e Ingeniería (41%) han incrementado significativamente sus iniciativas de desarrollo, otros como Manufactura (21%) o Transporte y Logística (35%) enfrentan barreras importantes para avanzar en esta materia. Esto pone en evidencia que la reconversión profesional —tan necesaria ante la escasez de talento calificado— aún no es un proceso equitativo.

Responsabilidades y apoyos para el talento 

Frente a estos desafíos, una mayoría de los talentos (54%) asume que la responsabilidad de mantenerse actualizado recae sobre ellos mismos, especialmente cuando se trata de habilidades tecnológicas. Pero esta autoexigencia no sustituye la necesidad de contar con un entorno que fomente la capacitación continua. Solo el 40% confía en que sus empleadores invertirán de manera significativa en el aprendizaje a lo largo del tiempo.

Esta desconfianza también varía según la región. En América Latina, por ejemplo, el 47% de los encuestados confía en que sus empleadores proporcionarán formación continua, una cifra más optimista que la registrada en otros mercados, pero aún insuficiente considerando la velocidad de cambio del mercado laboral.

El desafío de los empleadores

Desde el lado de las organizaciones, la intención de apoyar el desarrollo del talento es evidente, pero muchas veces no se traduce en acciones efectivas. El Informe de Tendencias de Talento 2025 de Randstad revela que el 90% de los líderes de RR.HH. reconoce que la capacitación es responsabilidad del empleador, pero el 58% admite no contar con el conocimiento organizacional necesario para implementarla eficazmente.

Esto representa un llamado urgente a desarrollar no solo programas de formación, sino también estrategias estructurales que permitan a los departamentos de RR.HH. adquirir las herramientas para liderar este cambio.

Formar para el futuro no es opcional

En un contexto donde las tecnologías emergentes como la inteligencia artificial están redefiniendo industrias enteras, la preparación de habilidades para el futuro se convierte en un imperativo estratégico, tanto para las empresas como para los individuos.

Hoy más que nunca, el talento espera que su empleador sea un socio activo en su crecimiento profesional. El aprendizaje y el desarrollo ya no son incentivos aislados: son la base de una relación laboral sostenible, atractiva y orientada al futuro.

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