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El mercado laboral se encuentra en continua evolución y, de aquí al año 2020 -fecha en la que Google pronostica que todas las personas estarán conectadas a Internet a nivel mundial- se prevé que se produzca una drástica transformación, lo que indica que los profesionales deberán adaptarse cuanto antes a los cambios que están por venir y a los retos que planteen las nuevas tecnologías. Para responder a las necesidades que las empresas tendrán en un futuro cercano, ha surgido el término knowmad; un neologismo que combina las palabras know (saber) y nomad (nómada), haciendo referencia a un nuevo perfil profesional, cuyo valor añadido es el conocimiento. De acuerdo a estudios, en 2020 el 45% de los trabajadores será nómada del conocimiento, una irrupción que vendrá impulsada por la rápida evolución tecnológica y la repercusión que está teniendo en la sociedad, tanto en el ámbito personal como en el laboral.



Más que un perfil, knowmad es una actitud. A diferencia de grupos como los millennials, los nómadas del conocimiento no responden a un intervalo de edad concreto, aunque suelen ser personas que se encuentran entre los 27 y 35 años. Su valor diferencial radica en su creatividad, innovación y capacidad de resolución de conflictos, habilidades que se presumen mucho más complicadas de sustituir por máquinas. Aunque muchos lo consideran una moda pasajera, el término knowmad ha llegado para quedarse. Precisamente es la riqueza de su significado, que reúne las condiciones para trabajar con las exigencias de los nuevos tiempos, lo que hace de esta palabra un concepto capaz de perdurar a lo largo de los años. 



Pero, ¿cuál es el conjunto de particularidades que define a estos profesionales? Entienden el trabajo como un oficio, dedican su tiempo a labores que les gusta desempeñar y no lo hacen necesariamente como un medio para ganar dinero, sino que para alcanzar la satisfacción personal. Asimismo, son creativos y una fuente inagotable de generación de ideas, además de estar capacitados para reaccionar ante cualquier tipo de problema o imprevisto y ofrecer soluciones. No se sienten identificados con la idea de pertenecer únicamente a una marca o a una compañía, prefieren desempeñar su trabajo de forma autónoma y tienen menos tolerancia a trabajar bajo instrucciones directas. Dominan las nuevas tecnologías, forman parte de los llamados early adopters, es decir, innovadores que están a la vanguardia en la adquisición de los últimos productos tecnológicos y al tanto de las novedades de los que están por venir.



Como es de imaginar, utilizan las redes sociales como una herramienta para la difusión del conocimiento y para estar informados sobre todo lo que ocurre en el mundo. Tienen gran capacidad de adaptación, son personas muy versátiles, competentes, flexibles, adaptables y moldeables; lo que los convierte en candidatos ideales para todo tipo de ecosistemas laborales. No se conforman con lo que ya saben, porque son conscientes de que para permanecer actualizados, deben formarse durante toda la vida, por lo tanto, aprenden en función de sus inquietudes. No tienen miedo al fracaso, asumen sus errores y aprenden de ellos. Les gusta ser responsables de sí mismos y no dejan que su futuro dependa de otros.



Así, la gestión e integración de estos nuevos perfiles profesionales tiene que ser una prioridad para las empresas, puesto que su competitividad en el mercado será más alta si cuentan con los trabajadores del futuro. La clave organizativa para realizar este proceso con éxito es construir una estructura flexible y con gran capacidad comunicativa. Para optimizar el conocimiento y las capacidades de los knowmads, las compañías tienen que apostar, por ejemplo, por espacios de trabajo abiertos donde fluya la información, por liderazgos participativos que permitan realizar tareas en equipo, o por modelos de empleo innovadores, basados en la tecnología. Con este tipo de prácticas, se construirá una marca atractiva para atraer y retener a estos talentos.