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¿Cómo recuerdas la llegada a tu último trabajo? ¿Tuviste una buena experiencia? Probablemente, este tipo de situaciones no sean siempre positivas. Desde el primer contacto, las empresas marcan la relación y el vínculo con el empleado. Las organizaciones, conscientes de ello, están dejando atrás los métodos tradicionales y cada vez cobra más relevancia un nuevo proceso para fidelizar el talento: el onboarding.

Natalia Zúñiga, gerente de marketing y comunicaciones de Randstad, explica que se trata de un plan mediante el cual las compañías pretenden conseguir que los nuevos empleados se adapten e integren con facilidad a la dinámica diaria de la organización, teniendo a la mano información sobre lo que será su día a día, conociendo quiénes son sus jefes y compañeros, en qué lugar desempeñará sus tareas, las responsabilidades de su trabajo, las herramientas que debe utilizar, además de todos los detalles necesarios para que su aclimatación sea la más adecuada.

Pero, ¿cómo hacer un buen plan de onboarding? La ejecutiva de la multinacional de RR.HH. señala que para conseguir fuertes vínculos profesionales y humanos entre el empleado y la empresa, es esencial disponer de un plan desde antes de que se seleccione al propio trabajador. Así, el proceso de onboarding debe estar preparado detalladamente y es necesario seguir varios pasos para que se ejecute correctamente.

Primero, “crear programas de integración para preparar la llegada del empleado, es decir, coordinarse internamente para que sea recibido por su jefatura o alguien del departamento de RR.HH., quien será el encargado de entregarle un paquete de bienvenida y comentarle sobre las fases del proceso de inducción, bajando la ansiedad que provoca llegar a una empresa nueva, de la cual seguramente la persona no está interiorizada y solo conoce una pequeña parte de los procedimientos más importantes”. Asimismo, es relevante brindarle herramientas útiles, prácticas y concretas para que desempeñe sus labores de forma segura”, dice Natalia.

En segundo lugar es clave centralizar los archivos para que el empleado tenga acceso rápido a los documentos de trabajo, pudiendo realizar sus tareas de manera simple ingresando a las carpetas en pocos clics. Igualmente, “generar bienestar desde el comienzo posibilitará una adecuada predisposición para poner en práctica su talento. Una buena manera de lograrlo es reconocer el valor individual del nuevo empleado y presentarlo a sus compañeros y jefes destacando sus habilidades. Además, conocer al equipo de trabajo permitirá su rápida integración, le permitirá formar vínculos y facilitará la comunicación”, destaca.

De esta forma, “el objetivo durante el primer mes debe ser facilitar la adaptación del empleado, proporcionándole los recursos necesarios para que pueda desarrollar correctamente sus tareas: la empresa entregará unas pautas personalizadas y las herramientas adecuadas en función del puesto específico, las cuales servirán como guía de trabajo”, advierte la experta. Por otro lado, durante los primeros tres meses la meta es que la relación laboral sea abierta y se haya generado un significativo vínculo de confianza: es un momento importante para hacer análisis de la situación del empleado dentro de la empresa. “El trabajador ya debe tener objetivos claros, se marcará expectativas y se mostrará satisfecho con los logros conseguidos”, asegura.

Por esto, los esfuerzos que actualmente hacen las organizaciones en sus procesos de selección deben ir acompañados de una fase de integración para lograr que los nuevos empleados tengan una experiencia satisfactoria. De lo contrario, es probable que la percepción del trabajador sobre esa empresa sea negativa y poco duradera. De hecho, un estudio realizado por Linkedin afirma que hasta un 4% de los nuevos empleados abandona el empleo después de una nefasta experiencia en su primer día; y el 22% de los cambios de trabajo se producen durante los primeros 45 días.

 En conclusión, Natalia comenta que el onboarding otorga innumerables ventajas, como “generar un mayor vínculo entre la empresa y el trabajador, provocar su rápida integración, crear un impacto positivo en la retención de talento de la empresa, incrementar el nivel de productividad de los empleados y promover la adecuación a la cultura de la organización”, concluye.