La creación de una familia es una de las etapas más habituales y trascendentales para las personas en su vida, lo que exige, además de distintas obligaciones personales, tener un equilibrio con el ámbito laboral, generalmente el otro gran eje de la vida de un adulto.
Así, el objetivo tanto para las empresas como para los trabajadores, debe de ser favorecer la conciliación entre ambos entornos.
Solución: la Responsabilidad Familiar Corporativa
El Informe anual de Randstad ‘Employer Branding: cuando la percepción puede convertirse en realidad’ señala que la conciliación entre trabajo y vida privada es un factor determinante para elegir empresa y poder estar a gusto en el puesto.
Sin embargo, otro estudio de IFREI (Familiy Responsible Employer Index) de IESE Buiness School de 2014 revelaba que un 48% de los empleados en el mundo percibía que su entorno laboral no facilitaba la conciliación laboral-familiar.
Es precisamente a tenor de estos datos que ha surgido con fuerza, en los últimos años, el término Responsabilidad Familiar Corporativa (RFC) dentro de las organizaciones, una variante de la conocida Responsabilidad Social Corporativa (RSC).
Las compañías empiezan a considerar la verdadera importancia de la conciliación, y hacen esfuerzos para conseguirla. Una organización que se preocupa por estas condiciones, indica el IFREI, permite niveles de satisfacción laboral y un compromiso emocional entre sus empleados del 146% más que una compañía que no cuida la RFC.
Políticas y medidas concretas
Las empresas familiarmente responsables garantizan, por ejemplo, la flexibilidad de horarios. Una racionalización de las horas, entradas y salidas no demasiado rígidas, las semanas comprimidas, o condiciones favorables en caso de imprevistos personales, son solo algunas de las soluciones horarias que ya se aplican para mejorar la coexistencia entre los dos ambientes.
No solo se debe ser flexible con el tiempo; una concepción diferente de los espacios también puede ser un asunto decisivo para la conciliación. Poder trabajar desde distintos lugares que no sean la oficina, o disponer de espacios habilitados para las familias (guarderías, por ejemplo) son algunas de las variantes más valoradas por los trabajadores.
Entender de forma abierta los lugares de trabajo favorece la gestión de situaciones personales no previstas que pueden darse en el día a día.
Una nueva cultura
El IFREI también recuerda en su estudio mundial de 2014 que un 70% de los trabajadores creen que pedir este tipo de medidas en el trabajo traerá consecuencias negativas a sus carreras y oportunidades profesionales.
El trabajo más importante desde las organizaciones está, por tanto, en la construcción de una cultura tolerante en cuanto a la conciliación entre vida personal y trabajo.
Los líderes y jefes son la pieza básica de esa nueva cultura: si predican con el ejemplo, llevan la filosofía del cuidado de la RFC a todas las áreas de la empresa o crean una figura de supervisión y atención a este aspecto, serán la referencia necesaria para la construcción de una percepción y atmósfera sanas entre los trabajadores. Eso, a su vez, generará también compromiso y confianza.
Las empresas y los trabajadores deben construir un equilibrio conjunto que integre los distintos aspectos de la vida de las personas.
Y tú, ¿tienes facilidades para poder conciliar tu vida personal y laboral? ¿de qué tipo?