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Las estructuras jerárquicas dejan paso a formas de trabajo en las que las personas son el centro, con el objetivo de ser más ágiles en cada uno de los eslabones de la cadena de tareas.

Básicamente, la definición de la metodología agile puede resumirse en una forma de obtener resultados basada en la formación de equipos de alto rendimiento cuyos integrantes destacan por su motivación y capacidad de trabajar por bloques. Así, se priorizan los objetivos y se identifican los aspectos de mejora durante el proceso de trabajo, siendo capaces de incorporar cambios a tiempo.

¿Cómo nació esta metodología?

En 2001, los CEO de las principales empresas de software se reunieron en Estados Unidos para firmar el Manifiesto Agile, un documento que contiene los doce principios sobre los que se sustenta esta metodología y que se ha postulado como uno de los hechos más revolucionarios del sector tecnológico. Entre sus posturas destacan:

  • “Los procesos Ágiles aprovechan el cambio para proporcionar ventaja competitiva al cliente”.
  • “Los responsables de negocio y los desarrolladores trabajamos juntos de forma cotidiana durante todo el proyecto”.
  • “Los proyectos se desarrollan en torno a individuos motivados. Hay que darles el entorno y el apoyo que necesitan, y confiarles la ejecución del trabajo”.
  • “El método más eficiente y efectivo de comunicar información al equipo de desarrollo y entre sus miembros es la conversación cara a cara”.
  • “Los procesos Ágiles promueven el desarrollo sostenible. Los promotores, desarrolladores y usuarios debemos ser capaces de mantener un ritmo constante de forma indefinida”.
  • “Las mejores arquitecturas, requisitos y diseños emergen de equipos auto-organizados”.
  • “A intervalos regulares el equipo reflexiona sobre cómo ser más efectivo para a continuación ajustar y perfeccionar su comportamiento en consecuencia”.

Estos siete puntos tienen mucho en común con las políticas de gestión de personas que se llevan a cabo en todo tipo de empresa de cualquier tipo de sector, por lo que esta filosofía agile es perfectamente aplicable dentro de los departamentos de Recursos Humanos.

¿Qué implica la metodología agile?

El punto más claro es la importancia que se le otorga a las personas y a la colaboración entre ellas, frente a los procesos más organizativos más tradicionales que pueden caer en la individualización. Con ello, los beneficios que se extraen de la eficacia del sistema también pueden darse en Recursos Humanos debido a que:

  • Existe una mejora continua. Se aprende de los errores y se aportan soluciones a tiempo, incluso durante la gestión de los conflictos se extraen conclusiones positivas.
  • Los miembros del equipo son personas motivadas con aptitudes sociales.
  • Facilita la fluidez de comunicación entre equipos y departamentos.
  • Se colaboración estrechamente con los clientes.
  • Potencia la adaptabilidad y capacidad rápida en la resolución de problemas
  • Se eliminan las jerarquías y el poder recae en las personas como generadoras de valor.

¿Cómo convertirse en una empresa ágil?

El primer concepto a tener en cuenta es que agile es sinónimo de flexible, adaptable y con una intención clara de postular a la persona en el centro. Este cambio del status quo tradicional es fundamental para implementar el sistema con facilidad y eficiencia. Para ello, es seguir unos pasos:

  • Identificación de las carencias. El departamento de Recursos Humanos debe conocer las carencias existentes en la empresa y establecer el procedimiento que se llevará a cabo para solucionarlas.
  • Ofrecer planes de desarrollo. La formación continuada facilita la mejora de las habilidades personales y profesionales, además de la capacidad de comunicación entre equipos.
  • Incentivar la comunicación. La fluidez comunicativa ayuda a conseguir los objetivos por equipos. Además, es una oportunidad para hacerlos partícipes del cambio y poner espacios adaptados a disposición para el diálogo.
  • Introducir la metodología agile en la cultura empresarial. Los empleados deben entender qué significa el nuevo sistema para poder fidelizar los en la nueva organización.

Ofrecer las herramientas para la buena relación entre los equipos son uno de los objetivos de los departamentos de Recursos Humanos, Para ello, la metodología agile ofrece una oportunidad para la mejora en la gestión de conflictos y la colaboración entre los profesionales de una misma empresa, entre otros beneficios.

En definitiva, con este sistema los miembros del equipo pasan a tener más libertad para la toma de decisiones, pero también más responsabilidad en el resultado final.

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