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Al parecer, la desaceleración por la que está atravesando el mercado laboral y las bajas proyecciones de crecimiento que todos los expertos prevén para la economía nacional en 2020, no han afectado el optimismo de los trabajadores respecto a la posibilidad de cambiar de empleador y, de esta forma, buscar trabajo para mejorar sus actuales condiciones contractuales.



Esto porque de acuerdo a la última edición del Workmonitor, estudio de Randstad, la búsqueda activa de un nuevo trabajo llegó a 15,6% en el último trimestre de 2019, 2,5 puntos porcentuales (pp) más que hace exactamente 12 meses, cuando alcanzó 13,1%.



Igualmente, vale la pena mencionar que esta cifra se encuentra bastante lejos del máximo histórico obtenido por este indicador en 2010, momento en el que marcó 25% y en el cual la economía chilena tuvo su mayor crecimiento desde 2005, con 5,2%; además de que el PIB se encumbró por primera vez sobre los US$200 mil millones. Por otro lado, el miedo a perder el empleo creció 3,4 pp, pasando de 5,2% en el primer trimestre de 2019 a 8,6% en el último quarter del año pasado.



Al respecto, Francisco Torres, director de staffing & outsourcing de Randstad, señala que el actual momento que atraviesa el país, con un pronóstico de dos dígitos en las cifras de desocupación, ha generado movimientos en el mercado, especialmente en las industrias más afectadas por el estallido social.



Precisamente, “los despidos provocados por la paralización de proyectos y la caída de las ventas que desató la crisis, incrementaron el temor a perder el empleo entre la población laboralmente activa, por lo tanto, las personas que ven amenazado su puesto de trabajo han iniciado la búsqueda de nuevas oportunidades. Y es que para algunos sectores, como el gastronómico, el comercio y el turismo, este hecho supuso un impacto inesperado en su capital humano, infraestructura y equipamiento, especialmente en pequeñas y medianas empresas.



Realidad aparte viven quienes sí tienen la opción de rotar, pero que han manifestado que no es el minuto para hacerlo porque prefieren esperar hasta que la situación en Chile se estabilice, evitando así que este indicador se disparara por sobre el 18%”, explica.



En cuanto a los empleados más activos en la indagación de posibilidades profesionales se encuentran aquellos que tienen entre 45 y 54 años, con 20%; 8 pp más que hace doce meses atrás; lo que a juicio del directivo de la multinacional es natural, tomando en cuenta que son personas que tienen una empleabilidad más baja y, ante la posibilidad de quedarse sin trabajo, prefieren tomar cartas en el asunto y sondear precipitadamente alguna opción que les permita conseguir mayor estabilidad.



“Lo que sí llama la atención es que seguramente son colaboradores que llevan bastantes años en su organización, por lo que incluso están dispuestos a perder los beneficios asociados a la antigüedad laboral”, dice Francisco. El siguiente rango etario más dinámico en esta búsqueda es el de 35-44 años, con 18%, 4 pp más que el mismo trimestre del año anterior; seguido por aquellos entre 18 y 24 (15%); luego por el segmento de 25-34 años (13%), finalizando con aquellos de más de 55 años (12%).



Rotación laboral y razones para cambiar de trabajo



Si bien más personas han activado la opción de buscar trabajo, la rotación en Chile, o el porcentaje de encuestados que señaló efectivamente haber cambiado de empleo durante los últimos 6 meses, bajó a 20% el último trimestre de 2019, 4 pp menos que el periodo inmediatamente anterior y 1,5 pp más bajo que hace un año. A juicio del directivo, esto refleja que “pese al ímpetu de la fuerza laboral por encontrar un nuevo nicho de mercado, la tendencia en épocas de desaceleración suele ser disminuir la contratación, por lo tanto, no se están dando tantas posibilidades de cambio, es decir, hoy la oferta de profesionales es mayor que la demanda, lo que puede afectar el índice de remuneraciones”.



Según la investigación, las dos principales razones en Chile para cambiar de empleador son mejorar las condiciones vigentes, lo que tiene relación con temas netamente monetarios o con ítems más blandos, como tener mayor flexibilidad horaria; y por circunstancias organizacionales que afectan negativamente a la compañía, ambas con 28%.



“Esta última se gatilla cuando la empresa no está creciendo al ritmo esperado o está pasando por un momento financieramente complicado, una situación que genera incomodidad en los trabajadores, por miedo a perder su puesto o por las pocas proyecciones de crecimiento que se pudiesen dar allí. Esta opción tuvo un alza considerable en el ranking de factores que inciden en la rotación laboral, debido a que habitualmente ocupa el cuarto lugar, bordeando un 15%”, explica.

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