blog_image_0BC73672-D2E8-449D-8103-20EC82BA612F.jpeg
blog_image_0BC73672-D2E8-449D-8103-20EC82BA612F.jpeg

 Los equipos de trabajo son fundamentales en el desarrollo cualquier empresa, trabajar de manera conjunta por un objetivo común es sinónimo de éxito en todo proyecto.

Es importante diferenciar que los equipos de trabajo no tienen por qué implicar trabajo en equipo, es ahí donde reside la labor del directivo, en gestionar correctamente las habilidades de cada miembro para que se desarrollen plenamente en sus puestos, se sientan motivados y comprometidos con la cultura corporativa de la compañía como un todo.

Como dijo el orador motivacional Zig Ziglar, “Los individuos marcan goles, pero los equipos ganan partidos”. 

El oficio de dirigir y gestionar el talento humano no es una tarea sencilla. La importancia de la comunicación entre los miembros de una organización y potenciar un buen clima laboral son las claves para un trabajo colaborativo eficiente. Un buen directivo debe ayudar a crecer a sus empleados y empujarles a salir de su zona de confort. 

Trabajar bajo determinados niveles de exigencia, probar roles nuevos y asumir retos distintos de los habituales debe ser considerado siempre como oportunidad de crecimiento personal. 

Gestionar la resistencia al cambio es imprescindible para aumentar el valor de la persona, le permitirá diferenciarse y crecer como trabajador. Es igual de importante la predisposición que muestre como la habilidad del directivo para conducirle hacia él. Aprender, expandirse y, si hace falta, reinventarse. Esto a veces supone un riesgo; en ocasiones lo más sencillo es ceñirse estrictamente a un campo de sobra conocido, sin embargo, a largo plazo se consiguen profesionales más preparados y polivalentes y empresas más dinámicas. 

Las etapas que todo proceso de cambio debe gestionar con éxito son el apoyo a esta iniciativa en primer lugar. El líder del cambio lo impulsa y autoriza dentro de la empresa y es quien exigirá un compromiso de su equipo, que se deberá involucrar porque es el encargado de llevarlo a cabo. Es tarea también del gestor de equipos generar convicción, explicar la lógica de esa transformación para evitar una resistencia a la misma.

Utilizar técnicas estructuradas de análisis de la situación actual y de las oportunidades y amenazas que se aproximan es muy oportuno, así como despertar en las personas y grupos de interés de la organización la necesidad de cambiar para alcanzar una situación que será positiva para ellos y para la entidad. Dar forma a esta visión innovadora será el siguiente paso en el proceso de instaurar un cambio en la empresa. Es fundamental llegar a las mentes y corazones del equipo a través de la motivación. En definitiva, es imprescindible:

  • Tener una buena gestión de la comunicación.
  • Hacer un seguimiento del proceso para corregir posibles desviaciones y asegurar su continuidad serían las últimas etapas para formalizarlo.

Como líder, ¿sabes hacer frente al cambio?​​