Los nacidos entre 1994 y el comienzo del nuevo milenio ya han comenzado a incorporarse a la fuerza laboral, con las particularidades y características que los definen. Son los verdaderos nativos digitales, los primeros que han reemplazado definitivamente la pantalla del televisor por la interactividad de smartphones y tablets. Sus padres han sufrido los efectos de la recesión económica y la desocupación, lo que determina una de diferencia con los Millenials. Mientras los Y han crecido con la creencia de que todo era posible, los Z persiguen sus metas y se caracterizan por ser pragmáticos. Y esa no es la única cosa que los diferencia de los Millenials. Aun cuando han nacido bajo el imperio digital y manejen las redes sociales como si fueran una extensión de su propio cuerpo, los Z valoran mucho la comunicación cara a cara. La búsqueda de la felicidad por sobre el éxito y su firmeza para lograr flexibilidad laboral y un equilibrado balance vida privada-trabajo, son rasgos característicos de los noveles ingresantes.
Las empresas aún no han terminado de asimilar el impacto del ingreso de los Millenials y ya tienen a los Z tocando a su puerta. Las organizaciones tienen que amoldarse a esta nueva realidad y desplegar políticas y estrategias sólidas para recibir a una generación de trabajadores que será posiblemente más disruptiva que la anterior.
Van aquí algunos consejos para recibir con los brazos abiertos a la generación Z:
No subestimarlos por su juventud: El informe comparativo entre la generación Z y los Millenials realizado por Millennial Branding y Randstad US arroja, cuanto menos, un dato contundente: las generaciones mayores tienden a mirar con malos ojos a las menores. Los Z no son ni lentos ni perezosos: construyen su propia marca personal, hacen un sólido networking y, al igual que los Y, tienen sus propias convicciones sobre cómo se deben relacionar la vida privada y el trabajo.
Pensar “glocalmente”: El mercado laboral ya se piensa en términos globales. Los nativos digitales, interconectados naturalmente con el mundo entero, tienen los pies en la tierra, pero su red de contactos no reconoce fronteras y sus posibilidades están a lo largo y a lo ancho del globo. Por eso, las organizaciones deben emplear estrategias que combinen una visión global con un actuar local para así atraer a los Z con propuestas interesantes y competitivas a nivel mundial.
Preparar a sus superiores: Así como los Baby Boomers debieron prepararse para lidiar con la llegada de los Millenials, caracterizada por una visión del rol que ocupa el trabajo en sus vidas completamente distinta y un enfoque más informal sobre las estructuras del ámbito laboral, los Millenials deberán prepararse para digerir y liderar a los Z en las organizaciones.
El rol de la tecnología: El grado de personalización de los gadgets de los Z es casi simbiótico. Se han criado desde bebés rodeados de tecnología. El desafío para las organizaciones no es menor, tanto en lo que se refiere a la utilización intensiva e inteligente de los recursos de IT en los procesos de negocio, como a las políticas de seguridad y uso de dispositivos y aplicaciones en el marco del trabajo.
Tal y como sucedió con sus hermanos mayores, el entorno laboral, las estructuras y la cultura organizacional en general, deben prepararse para entender a los jóvenes Z. Sus compañeros y superiores no deberían intentar cambiarlos según preconceptos o prejuicios que se han generado a partir de conocerse sus características. Los Y deberían saberlo muy bien, ya que cuando ellos ingresaron al mundo laboral, debieron hacerle ver a sus pares Baby Boomers que no existen rasgos universales estrictos devenidos de la cuestión generacional. Lo mismo sucederá, probablemente, entre los Z y los Millenials. Solo resta esperar para ver cómo se desarrolla esta convivencia intergeneracional en el ámbito laboral que dominará el futuro inmediato.
Y tú, ¿estás preparado para recibir a la generación Z?