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En un mercado cada vez más dinámico, con un mundo empresarial complejo, las compañías sin capacidad de reacción ni adaptación a la innovación no tienen cabida. Así, es indispensable alejarse de las estrategias estáticas y tradicionales si las organizaciones quieren mejorar la competitividad en los contextos de cambios.

Frente a este escenario, nace el concepto agilidad organizacional, pero ¿qué significa? Hace referencia a la capacidad que tiene una compañía de reconocer rápidamente las oportunidades que se presentan en el mercado, con el principal objetivo de adelantarse a la competencia, mejorando su efectividad y productividad en todos los ámbitos y situaciones. 

La agilidad de una compañía tiene una influencia notable en la consecución de sus objetivos estratégicos y en la obtención de mejores resultados. ¿Por qué? La respuesta es clara: una empresa ágil tiene la capacidad de dar respuesta a cualquier tipo de demanda en distintos contextos.



Sin embargo, la organización debe crear un clima de participación en el equipo de trabajo para generar una cultura de agilidad en todos sus niveles. Todos los empleados deben conocer perfectamente de qué se tienen que encargar, qué metas tiene la compañía y ser conscientes de que son una parte fundamental de los proyectos de la misma. Por su parte, la empresa dotará a los profesionales de una alta autonomía en el trabajo, con un elevado grado de responsabilidad en sus respectivos roles, para que puedan aportar valor a los procesos y así acercarse al éxito empresarial.



Tipos de agilidad organizacional

La capacidad de respuesta marca la diferencia en el mundo empresarial. Pero, ¿cómo conseguir ser una compañía ágil y dinámica? Donald Sull, profesor de la London Business School y uno de los pioneros en el análisis de este concepto, considera que se requieren tres tipos de agilidad: estratégica, de portfolio y operativa. ¡Conócelas!

  • Agilidad estratégica: se conoce como la habilidad de detectar y cuantificar las oportunidades más destacadas que se dan en el mercado y que pueden suponer un notable cambio en el mundo empresarial. Se define por su flexibilidad, su innovación y su rapidez. Para llevar a cabo este tipo de estrategia es esencial que las organizaciones optimicen sus recursos para tener plenamente controlado el entorno y así poder descubrir las distintas oportunidades que aparecen continuamente. Éstas pueden clasificarse en pequeñas, medianas y grandes. Las primeras se presentan de manera más habitual y permiten mejorar a las compañías; mientras que las grandes oportunidades aparecen de manera poco frecuente y las empresas capaces de detectarlas alcanzan un impulso competitivo.


  • Agilidad de portfolio: es la capacidad de gestionar los recursos (capital y talento) de la empresa de manera rápida y eficaz desde todas las áreas del negocio. Se trata de dar la mayor velocidad posible al proceso de detección de oportunidades que comienza en los propios empleados y acaba con la aprobación por parte de los directivos. La organización necesita no tener que reaccionar ante un problema, sino tener la habilidad de anticiparse y adaptarse para lograr resultados óptimos.


  • Agilidad operativa: es una habilidad vinculada a la toma de decisiones. Es decir, se trata de aprovechar a la perfección todas las oportunidades que la compañía ha detectado, con el objetivo de hacerlo de manera más rápida y efectiva que las empresas de la competencia. Por ello, es esencial que las decisiones sean tomadas por las personas adecuadas, con la información apropiada y con las herramientas correctas.

¿Cómo mejorar la agilidad organizacional?

La constante evolución del mercado está suponiendo un problema para aquellas compañías que tienen modelos de dirección tradicionales, ya que siguen considerando que los cambios que se dan en el mundo empresarial son factores externos y no aspectos vinculados con la propia naturaleza de la organización.



De esta forma, informarse sobre las tendencias, conocer la evolución del mercado, ser consciente de cómo está la propia empresa y tener bien definidos sus objetivos, son aspectos fundamentales para mejorar la agilidad. Este novedoso enfoque lleva a las compañías a adquirir la capacidad de prevenir todos los acontecimientos y poseer la flexibilidad necesaria para crecer.



Ahora bien, ¿cómo conseguirlo? ¡Descubre cuáles son las claves!

  • Consigue valor diferencial con tus decisiones: es imprescindible que el grupo de trabajo priorice qué decisiones son las más importantes. Es esencial conocer en qué hay que emplear el tiempo para ser productivos y alcanzar los objetivos. ¡Centra todo tu talento en tomar buenas decisiones!


  • Define claramente los roles de tus trabajadores: cada miembro del equipo de trabajo debe conocer sus labores y responsabilidades. Un claro reparto de tareas permite tomar decisiones de manera rápida y eficaz.


  • Apuesta por la innovación y la tecnología: el talento de una empresa juega un papel importante en la toma de decisiones. Por ello, es primordial fomentar un grupo de trabajo diverso, con un ambiente acogedor, creativo y con empleados que dispongan de una buena capacidad de adaptación ante los cambios. Este talento, unido a la apuesta por la tecnología, posibilita una combinación que acerca el éxito a las compañías.


  • Acelera todos los procesos de la empresa: no pongas obstáculos a la creatividad y el rendimiento de tu organización. Disminuye la burocracia, optimiza las tareas y reduce los niveles en el esquema organizativo de tu compañía para que haya una mayor relación entre quienes toman las decisiones y los propios empleados. Las organizaciones con procesos claros y efectivos tienen mayores opciones de alcanzar resultados positivos.

¿Quieres que tu compañía compita en el mercado con garantías de éxito? Está en tus manos. Debes tener claro qué camino escoger para triunfar y establecer una buena estrategia de toma de decisiones para alcanzar la agilidad organizacional. Solo de esta forma podrás conseguir ventajas competitivas significativas y dirigir a tu empresa hacia un futuro considerablemente mejor.



Y tú, ¿sabes detectar las oportunidades del mercado?