A veces los conceptos se explican por sí solos. Profesionales, freelancers, libertarios, aventureros, arriesgados. De alguna forma, todos estos adjetivos funcionan a la perfección para describir el fenómeno de los nómadas digitales, jóvenes por lo general menores de 35 años que han decidido hacer de la ruta y el viaje su oficina en movimiento y cumplir el sueño de recorrer el mundo trabajando.
Simplemente, la mayoría de los nómadas digitales son trabajadores freelance que han decidido no trabajar en una oficina y tener clientes y no jefes. ¿Qué los hace “nómadas”? El hecho de que eligen viajar por el mundo mientras realizan su trabajo. ¿Qué necesitan para hacerlo? Nada más que su computadora personal, un lugar cómodo con una buena conexión a Internet y su red de contactos personales, la clave para todo emprendedor.
Si bien es una tendencia creciente, el riesgo, la dependencia de la tecnología y el tipo de trabajo posible de hacer en forma remota, hace que no sea una modalidad apta para todo público. Trabajar de forma remota implica conocer y utilizar recursos que solo los que están íntimamente relacionados con el mundo 2.0 pueden manejar con fluidez. Es por eso que el nomadismo digital está asociado con los Millenials y sus herederos, la generación Z, quienes han nacido con una computadora bajo el brazo y están acostumbrados a manejar sus relaciones laborales y personales pantalla de por medio.
Por otra parte, tampoco es para todos lo que hace al nomadismo. No siempre hay un lugar lo suficientemente cómodo y bien iluminado disponible para trabajar, ni la intimidad necesaria para llevar a cabo llamadas o reuniones a través de la web. ¿Cómo explicarle a los clientes que dejan sus proyectos en buenas manos cuando descubran que trabajamos desde una cabaña en Saigón? No todos verán con buenos ojos el nomadismo, sin embargo, solo basta ganar confianza con los clientes para convencerlos de vencer sus prejuicios.
El otro problema fundamental con el que todo nómada digital se encuentra al iniciar su oficina itinerante es nada más y nada menos que el del dinero. Viajar es costoso y muchas veces los destinos paradisíacos sólo son accesibles a través de hostels y el “couchsurfing”. Además de lograr una cartera de clientes que permita proyectos en continuidad, los nómadas digitales necesitan generar ingresos de varias fuentes, para no perder ni la autonomía que persiguen ni la comodidad necesaria para seguir trabajando con profesionalismo.
Para solucionar esto existen programas como Remote Year, organización que reúne en un grupo a diversas personas que estén listas para iniciar su vida de nómadas digitales. Durante un año, Remote Year realiza un viaje alrededor del mundo en tres etapas (América del Sur, Europa y Asia). La organización proporciona los viajes y alojamientos necesarios para trabajar cómodamente con otros colegas nómadas. Lo único necesario para aplicar al programa es poseer un trabajo para realizar de forma remota.
El nomadismo digital es otro fenómeno emergente de un mundo casi por completo globalizado, interconectado y dinámico, donde las reglas del trabajo están también en medio de cambios profundos. La masificación del acceso a conexiones de banda ancha de calidad y el crecimiento de plataformas como Freelancer.com y Upwork hacen posible que quienes eligen este camino, puedan acceder a los proyectos que les permiten cumplir su sueño.
De la mano de este fenómeno, diversas iniciativas en la web, como Digital Nomad Retreats y NomadaDigital.org buscan agrupar a los viajeros, armar comunidades, generar guías y brindar recursos y herramientas para facilitar la experiencia.
La tendencia del nomadismo digital es también evidencia de las nuevas inclinaciones de los más jóvenes y las posibilidades que brinda la era 2.0. Y deja en claro dos cosas: para trabajar no es imprescindible ir a una oficina de 9 a 18 y para viajar por el mundo no es imprescindible ser ejecutivo de una gran empresa multinacional o un pudiente jubilado europeo. Para los nómadas digitales lo único necesario es una computadora y la firme voluntad de conocer nuevos destinos y recorrer el mundo.