La primera semana de marzo fuimos testigos de la histórica convocatoria que tuvo en Chile la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la cual centró sus petitorios en terminar con la desigualdad de género, entre ellas en el ámbito laboral. A pesar de que el reciente informe del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), correspondiente al trimestre móvil noviembre-enero, consigna que la tasa de desocupación femenina disminuyó 1,4% en doce meses y que el trabajo informal entre ellas bajó 0,8%; todavía queda mucho camino por recorrer en temas sobre mujer y trabajo.
Y es que no solo participan menos en el mundo laboral, sino que también tienen pensiones más bajas y un menor acceso a productos financieros; sumado a que Chile ocupa el quinto lugar entre las naciones con mayor diferencia salarial entre géneros en el mundo. A pesar de lo anterior, el estudio Workmonitor de Randstad demostró que las mujeres se sienten cada vez más empoderadas en su posición, ya que el número de trabajadoras “enfocadas” en obtener una promoción o un ascenso en su actual empleo subió 4 puntos porcentuales (pp), llegando a 20% en el último trimestre de 2019 versus 16% en el tercer periodo del mismo año. Sin embargo, este ímpetu aún no iguala al de sus pares masculinos, que alcanzan 24% en ambos periodos. Revisa también chile: alta confianza en la capacidad de las mujeres para dirigir una empresa
Al respecto, Natalia Zúñiga, directora de marketing & comunicaciones de Randstad, señala que si bien estas cifras demuestran que las mujeres están cada vez más conscientes de la contribución que su trabajo tiene en el crecimiento del país; igualmente hay que considerar que se han incorporado al mundo laboral sin abandonar las responsabilidades que tradicionalmente se les han asignado, por lo tanto, junto con las obligaciones propias que significa asumir un cargo, siguen siendo las principales garantes de la mantención de la casa y del cuidado de los hijos.
“Esto ha provocado que algunas abandonen su carrera profesional y que finalmente opten por dedicarse 100% a labores domésticas o que desempeñen jornadas parciales, las cuales generan menos ingresos o pueden no estar reguladas como corresponde”, dice. La ejecutiva agrega que a pesar de que año a año la sociedad ha ido avanzando en este aspecto y que se han eliminado paradigmas, falta bastante tiempo para instalar el concepto de igualdad, entendido como la disposición de tratar a todos los ciudadanos del mismo modo, sin importar su género, raza, posición social. Hoy en día “son múltiples los trabas que deben enfrentar las trabajadoras, especialmente quienes tienen nulas o pocas redes de apoyo que les permitan enfocarse en su crecimiento profesional o académico”, enfatiza.
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Por otro lado, el estudio refleja que su satisfacción laboral es 6 pp más baja que la de los hombres, llegando a 20% versus 26%; lo que además representa una caída de 10 pp. respecto al trimestre inmediatamente anterior. En este sentido, Natalia comenta que este descontento tiene relación con la conciencia de demandar y exigir más derechos, desde la igualdad de oportunidades en el mundo del trabajo, hasta la equidad salarial y previsional.
Como este escenario no se da, disminuye la satisfacción. “Por esto, es necesario seguir avanzando en esta materia, permitiendo que las mujeres demuestren todo su potencial y que puedan crecer profesionalmente en base a sus capacidades, pero sin trabas ni limitaciones, iniciativas que no solo deben venir de la generación de políticas públicas, sino que también de decisiones empresariales que propicien una mayor participación de la mujer, eliminando, o al menos disminuyendo, las barreras con las que frecuentemente se encuentran y que impiden que continúen desarrollándose laboralmente”, concluye. Revisa encontrando mujeres calificadas en tecnología
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