El reto está en crear condiciones y un ambiente de trabajo que favorezca la satisfacción laboral de los trabajadores y, por tanto, aumente su productividad.
Numerosos estudios demuestran lo que el sentido común ya intuía: los trabajadores satisfechos laboralmente están más motivados, más comprometidos y son más productivos, lo que se traduce en numerosos beneficios tanto para el propio trabajador como para la empresa.
El reto pasa, por crear unas condiciones y un ambiente de trabajo en el que los empleados se sientan cómodos, valorados y satisfechos. Trabajadores satisfechos están más motivados, más comprometidos y son más productivos.
No es ningún secreto que cuando una persona está satisfecha en su trabajo, sus ganas de asumir nuevas responsabilidades y el grado de compromiso con la empresa aumentan. Suelen ser trabajadores que disfrutan con lo que hacen, a los que no les da pereza poner en marcha nuevos proyectos, que apuestan por un modelo colaborativo a la hora de trabajar y que asumen un rol más proactivo en su día a día, actitudes que generan múltiples ventajas para la compañía.
Las compañías que, por su parte, favorecen un clima laboral adecuado, donde el empleado se sienta valorado y cuente con la confianza de sus compañeros y superiores, se transforma en una empresa atractiva y deseable, factores clave para la captación y retención de talentos.
Hasta un 12% más productivos
Un estudio de la Universidad de Warwick, en Reino Unido, seleccionaron 713 trabajadores para analizar el vínculo existente entre la satisfacción que una persona experimenta en su puesto de trabajo y sus resultados laborales. Este se basó en cuatro experimentos distintos, aunque todos ellos arrojaron la misma conclusión: si una persona está satisfecha, trabaja mejor.
Frente a esta realidad, las empresas han debido implementar mecanismos para mantener la cohesión y la motivación del equipo, teniendo en cuenta que, según otro estudio de Harvard Business School, la motivación suele perderse tras seis meses en el puesto de trabajo en un 85% de los casos.
Y no nos referimos solamente a incentivos y programas de recompensa, sino también a aspectos que cita otro estudio, esta vez de la consultora Towers Watson, y que son: el desarrollo profesional y la creación de oportunidades en el largo plazo; la cesión de responsabilidades y el hecho de que las empresas apoyen y fomenten las nuevas ideas, además de las recompensas y reconocimientos no monetarios por los logros y productividad del empleado.
La ecuación parece clara. A mayor satisfacción con el puesto de trabajo, mayor productividad, con lo que es obvio que los beneficios redundarán también en la totalidad de la empresa.
Si las compañías realmente desean tener un mayor retorno de la inversión, enseguida dimensionarán que deben incurrir en prácticas de bienestar para sus empleados.
Una de las compañías que ya lo hace desde hace años es Google, que “invirtiendo en políticas de bienestar para sus trabajadores ha conseguido aumentar su nivel de satisfacción un 37%, con lo que hacer felices a los empleados sale a cuenta, sin lugar a dudas”, afirma Andrew Oswald, investigador principal del estudio de la Universidad de Warwick.
Seis consejos para mantenerte satisfecho en el trabajo
El gurú Geoffrey James, una de las 40 personas más influyentes en el mundo del marketing y las redes sociales según la revista Forbes, ha establecido una serie de consejos sencillos que, llevados a la práctica, pueden aumentar la satisfacción en la oficina. Son estos:
- El minuto de reflexión. Es importante introducir en la rutina diaria un minuto para el silencio y la reflexión en el que no se piense en trabajo, una técnica capaz de aportar grandes dosis de energía mental para el resto del día.
- Sonríe con frecuencia, de manera que el cerebro se contagie de esa intención de ser feliz.
- Hay que reconocerse a uno mismo el trabajo bien hecho, lo que anima a seguir haciendo bien las cosas.
- Se debe valorar positivamente cada aprendizaje.
- No solo es posible, sino deseable disfrutar de la ‘naturaleza humana’, esto es, de la gente que se comporta de manera muy rara a nuestro alrededor y a la que solo hay dos maneras de enfrentarse: con malas caras o manteniendo la mente abierta.
- Debemos dar siempre las gracias, en especial a aquellos compañeros que hacen las tareas más ingratas, a cuya felicidad podemos contribuir con unas palabras de ánimo.