El perfil de LinkedIn es nuestra carta de presentación profesional. De un vistazo, el que lo visita puede obtener rápidas conclusiones sobre nosotros, nuestra trayectoria y nuestros skills profesionales. Y como la distancia entre el éxito y el fracaso está en los pequeños detalles, existen algunas técnicas para que tu perfil se destaque y sea atractivo.
El extracto: es una de las áreas más importantes de tu perfil. Resume tu historial profesional y tu personalidad. Además da una idea clara de para qué estás allí: si para que los demás acepten tu contacto, para ser reclutado o para hacer networking. Dependiendo de lo que quieras resaltar (tu misión en la vida, tu personalidad, tu experiencia laboral) debes enfocar el tono y la información del extracto. Tu toque personal y la creatividad harán la diferencia para presentarte al mundo.
Títulos atractivos: es lo primero que entra en el campo de visión del que visita tu perfil. Por lo tanto, los títulos profesionales tienen que ser tanto verdaderos como atractivos. Tiene que describir en qué te especializas, y a la vez tener un “gancho” para captar la atención. Puedes agregar tus fortalezas y el sector en el que desarrollas tu trabajo. Un toque personal es bueno para describirte desde el lado más humano, pero hay que tener cuidado con ciertos temas: mientras que decir que eres un amante de los perros puede darle un toque de ternura, declarar que eres un amante de los after-hours puede ahuyentar a algún reclutador.
¡Seleccionar y priorizar!: tal y como sucede con el CV tradicional, el poder de selección es muy importante para darle solidez y foco al perfil profesional en LinkedIn. Quitar información a veces es más útil que agregarla. No es necesario listar todos los cursos, ni mucho menos los talleres o los hobbies que nos identifican. A la hora de agregar, los cursos de capacitación que exceden la formación de grado pueden colocarse al principio del campo de formación, ya que demuestran que tienes iniciativa y eres proactivo en lo que se refiere a tu propia educación.
La foto importa... y mucho: es nuestro rostro profesional, y no el rostro de las vacaciones ni el rostro del sábado a la noche el que debemos mostrar en nuestro perfil de LinkedIn. Por eso, la foto del Facebook puede no ser la mejor a la hora de mostrarnos en el mundo laboral. Y por si hace falta decirlo: la foto de tu perfil no debe ser una selfie, bajo ninguna circunstancia. Tiene que ser una foto que te represente. No hay problema si tiene tu toque personal y sale del típico formato de retrato, siempre que esté dentro de los límites de lo profesional.
Invitaciones personalizadas: para crear tu red de contactos, cuando se trata de personas que no son tan cercanas, siempre es mejor personalizar mínimamente cada invitación, es decir, ignorar el mensaje por default “A Juan le gustaría contactar contigo”. Escribir algo significativo para quien recibe la invitación demuestra que ponemos nuestra atención en el detalle y en la voluntad de realizar una red de contactos sólida, útil y personal.
Seguir estos consejos puede hacer la diferencia a la hora de destacarte por sobre los demás. ¿Y tu, que tanta atención le pusiste a tu perfil de LinkedIn últimamente?