Los conflictos aparecen cuando las personas sienten que sus necesidades, intereses o posiciones son incompatibles con las de otras personas. Siempre que se habla de ellos, se piensa en situaciones negativas, desacuerdos o discusiones. Sin embargo, si el conflicto se gestiona de manera adecuada, puede suponer una oportunidad de cambio, de cooperación y de diálogo.
¿Qué tipos de conflictos existen?
Se puede hablar de diferentes tipos de conflicto dependiendo de varios factores, como su origen, naturaleza o las partes implicadas. La Asociación Española de Psicología Clínica Cognitivo Conductual atiende a la siguiente clasificación:
Según las partes implicadas:
1. Conflicto intrapersonal: el origen del conflicto se encuentra en la propia persona debido a valores contradictorios, por ejemplo, si se pide que se realice un trabajo que va en contra de los ideales del trabajador.
2. Conflicto interpersonal: en el que intervienen varias partes, por ejemplo, entre un empleado y un jefe.
3. Conflicto intragrupal: el que tiene lugar entre los componentes de un mismo grupo, por ejemplo, en un mismo departamento.
4. Conflicto intergrupal: tiene origen en las discrepancias entre diferentes grupos de personas, por ejemplo, entre distintos departamentos de una misma organización.
5. Conflicto interorganizacional: es aquel entre dos o más organizaciones, por ejemplo, dos empresas cuyos objetivos, valores y/o principios sean opuestos.
Según las causas del conflicto:
Conflicto de información: se produce entre personas que manejan una información errónea o falsa, como son los malentendidos, las mentiras o los engaños.
Conflicto de relación: se debe a una falta de comunicación entre las personas.
Conflicto estructural: se debe a la desigualdad de roles, así como a la falta de funciones definidas en el trabajo.
Conflicto de valores: cuando una de las partes intenta imponer un sistema exclusivo de valores sin tener en cuenta los del resto.
Conflicto de intereses: las partes perciben que el único medio de satisfacer sus propias necesidades pasa por obstaculizar los intereses de la otra parte.
Por último, también se discrimina entre naturaleza (conflicto desplazado, mal atribuido, falso, verídico o contingente) y el efecto que produce: constructivo (el acuerdo entre ambas partes es satisfactorio); y destructivo (conflictos sin solución aparente).
5 consejos para afrontar los conflictos laborales
El entorno laboral supone desafíos tanto a nivel profesional como en la manera de relacionarse con los demás. Es inevitable que, en ocasiones, se produzca la confrontación entre compañeros de equipo (incluyendo al responsable), especialmente cuando se trata de un grupo numeroso donde coexisten diferentes personalidades. ¿Cuál es la mejor manera de afrontarlos?
1. Pensar que todo el mundo tiene buenas intenciones: en un conflicto hay que entender que cada una de las partes defiende su postura, no por oponerse, sino por un propósito.
2. Fomentar las conversaciones personales: para solucionar el conflicto de una forma real y que éste no vuelva a surgir a corto plazo, es fundamental que las personas implicadas se comuniquen entre sí. Lo ideal es que la conversación tenga lugar en persona o por teléfono, ya que el tono de voz y el lenguaje corporal son fundamentales para percibir lo que el otro interlocutor quiere decir.
3. Posicionarse si el conflicto no se resuelve: cuando el conflicto no se ha resuelto tras un tiempo, es importante darse una oportunidad para acercar posturas, intentar llegar a un punto en común y darlo por concluido.
4. Compartir la misma filosofía: asegurarse de que el mensaje y la metodología para resolver posibles inconvenientes son conocidos por todos es fundamental, así se evitan malentendidos y pérdidas de tiempo. Ante un conflicto lo importante es: parar, pensar, hablar y resolver.
¿Cómo puede un manager gestionar los conflictos en su equipo?
Una buena gestión de los conflictos por parte de un líder puede evitar que estas disconformidades acaben suponiendo un problema importante para el trabajo.
Para identificar posibles focos de conflicto, resulta imprescindible mantener un contacto cercano con el resto de miembros del equipo. Solo así será posible anticiparse para que la situación no alcance una escala mayor.
Adoptar filosofías empresariales como la del Happyshifting, en la que se fomenta el buen ambiente y el reconocimiento del trabajo bien hecho, también ayudará a mantener lejos los conflictos en la oficina.
En los casos en los que el problema cobre mayor magnitud, es imprescindible reunir a las personas implicadas, escuchar sus posturas e intentar contribuir a su acercamiento a través del diálogo. En este punto, es importante mantener la objetividad para entender el origen y así poder proponer soluciones concretas para cada caso.
¿Te sientes identificado con alguno de los conflictos anteriormente expuestos? Si es así, debes saber que tan importante es anticiparse a ellos como tratar de solucionarlos una vez que se ha desencadenado. No olvides que un equipo unido y solidario hará mucho más fácil y cómodo el trabajo, a la vez que mejorará la productividad de la empresa.
Y tú, ¿cómo reaccionas ante los conflictos en tu equipo?