No ha sido una sorpresa: en las últimas semanas se han dado una serie de desarrollos en el sector de la ingeniería. Aquí te resumimos los avances más notables.
Avión espacial solar
El avión espacial solar ha sido desarrollado por SolarStratos y se ha presentado en una ceremonia en Payerne, Suiza.
El aeroplano mide 8,5 metros de largo y cuenta con una envergadura de 24,8 metros. Pesa 450kg y está cubierto con 22 metros cuadrados de paneles solares. Se espera que se convierta en el primer avión pilotado por el hombre que funciona con energía solar y que alcanza la estratosfera.
Raphael Domjan, el creador del primer barco solar en dar la vuelta al mundo en 2012 y el fundador y piloto del proyecto SolarStratos, afirmó: “nuestro objetivo es demostrar que la tecnología actual ofrece la posibilidad de llegar mucho más allá de lo que permiten los combustibles fósiles”.
“Los vehículos eléctricos y solares se encuentran entre los mayores retos del siglo XXI. Nuestro avión puede volar a una altitud de 25.000 metros y esto abre la puerta a la posibilidad de la comercialización de la aviación comercial eléctrica y solar cercana al espacio”.
Los primeros vuelos estratosféricos se prevé que tengan lugar para 2018.
Robot saltarín
Los ingenieros de la Universidad de Berkeley, en California, han desarrollado un robot catalogado como el más ágil en desplazamiento vertical.
Es capaz de saltar y trepar una pared así como realizar varios saltos verticales seguidos. Los ingenieros responsables de este robot esperan que pueda ser utilizado junto con otros robots de desplazamiento vertical para saltar escombros en misiones de rescate.
Los investigadores han desarrollado un sistema que mide la agilidad vertical, definida como la altura que un animal o robot puede alcanzar con un simple salto en la gravedad de la Tierra, multiplicado por la frecuencia a la que pueden hacerse estos saltos.
La agilidad vertical de Salto es de 1,75 metros por segundo, más alta que la agilidad vertical de una rana toro (1,71 metros por segundo), pero no llega a la agilidad vertical del galago (2,24). El robot con la mayor agilidad vertical que ha medido el equipo se llama Minotauro (1,1 metros por segundo).
Duncan Haldane, candidato a Doctor en la Universidad de Berkeley y líder del proyecto, apuntó: “desarrollar una métrica que pueda medir fácilmente la agilidad vertical fue la clave para el diseño de salto, eso nos permitió clasificar los animales en función de su agilidad de salto y después identificar a las especies que pudieran inspirarnos”.
Ahorro de costes aeroespaciales
Un proyecto de investigación para permitir a los robots hacer agujeros de forma precisa en componentes de aviación ha madurado hasta convertirse en un sistema de producción. Se cree que reducirá significativamente los costes de operación.
Desarrollado por el Centro de Investigaciones Avanzadas en Producción (AMRC, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Sheffield, Reino Unido, la tecnología se ha instalado en BAE Systems, donde se utilizará para procesar un amplio espectro de componentes para aviación militar.
Ben Morgan, líder del Grupo de Manufacturación Integrada del AMRC, dijo: “hemos sido capaces de desarrollar una solución eficiente en costes con la última tecnología en sistemas de control”.
“La arquitectura de sistemas permitirá a la tecnología evolucionar a lo largo del tiempo y obtener las ideas que hay tras la industria 4.0. Ahora estamos avanzando aún más el sistema, habilitando la monitorización de procesos y generando big data”.
La tecnología de avellanado emplea múltiples robots para gestionar los compuestos de forma automática y después avellanar agujeros pre-taladrados de alta tolerancia. Según el AMRC, la metrología sin contacto integrada con los robots localiza los agujeros pre-taladrados y corrige la posición del robot antes del avellanado.