Hoy hablamos sobre dos modelos de gestión de los Recursos Humanos, modelos X e Y. ¿Cuál es el tuyo?
La confianza
En materia de recursos humanos existen dos teorías tradicionales sobre el comportamiento del trabajador en la empresa y sobre cómo la dirección debe actuar para conseguir un mayor rendimiento de él. Estas teorías son denominadas modelos X e Y de gestión de los recursos humanos. El economista Douglas McGregor estableció la diferencia entre ambas en su obra “El lado humano de las organizaciones”.
Por un lado están los trabajadores del modelo X: pesimistas, estáticos, rígidos y con aversión innata al trabajo, evitándolo si es posible. Por esta naturaleza humana de los individuos la dirección debe recurrir a un constante control y a un modelo autoritario de gestión, ejerciendo un estilo directivo para conseguir resultados.
En el lado opuesto se encontraría el trabajador del modelo Y. Éstos son empleados a los que les gusta el trabajo, se sienten motivados hacia él, buscan responsabilidades y son eficaces y creativos por sí solos, de tal modo que no es necesario un control tan férreo por parte de la dirección. Esa actitud se motiva por medio de compensaciones equivalentes a sus logros. A mayor recompensa, mayor será el compromiso con la empresa.
El trabajador no es X ni Y. Su entorno le lleva a trabajar como lo hace
El trabajador y su entorno
Superado el ámbito teórico, se considera que un trabajador no es ni X ni Y (con contadas excepciones) sino que es su entorno el que lo lleva a trabajar como lo hace.
A través de los refuerzos positivos, la confianza y el traspaso de responsabilidades, los trabajadores crecen interiormente, absorben los atributos que recibimos del exterior, los hacen propios y se transforman en todo aquello que reciben.
La sensación de que nunca es suficiente, de que nunca se alcanzan los estándares exigidos y que el trabajo no está a la altura de los compañeros, termina minando la confianza y se desarrollarán limitaciones que realmente no existen.
Por el contrario, cuando se transmite confianza, mensajes del estilo "tú puedes" y "confío en ti", los trabajadores despliegan mecanismos de refuerzo y autoconfianza. Cuando se confía en las personas, todos llegan mucho más lejos, se trabaja motivado, se auto exigen más y se superan limitaciones.
En resumen, resulta fundamental aceptar las críticas como una oportunidad de mejora y las responsabilidades como una ocasión de crecer profesionalmente. Del mismo modo, transmitir confianza a nuestros compañeros, comprender los obstáculos y ayudar a superarlos generará vínculos que harán al equipo más fuerte.
Cuando el entorno empuja a alguien a dar el máximo de sí mismo, las probabilidades de que lo haga aumentan exponencialmente, suponiendo un beneficio para nosotros tanto en nuestra vida profesional como personal y, por extensión, en nuestra empleabilidad.